Eugen Jebleanu (1911-?)
Rumania
Las voces de los pájaros de Hiroshima
-¿Dónde, dónde están?
-¿Quiénes?
-¿Dónde, dónde están?
-¿Quiénes? ¿Quiénes?
-¿Dónde están?
-¿Quiénes? ¿Quiénes?
-Los hombres...
-No sé. Mira, copos de ceniza...
Han volado todos...
-¿Adónde, adónde?
-No sé. Construyamosel nido.
-¿Dónde,
dónde,
dónde,
dónde,
dónde?...
Bertolt Brecht
Hay hombres que luchan un día
y son buenos,
Hay quienes luchan un año
y son mejores,
Hay quienes luchan muchos años
y son muy buenos,
Pero hay los que luchan toda la vida:
esos son los imprescindibles"
Knut Odegard
Noruega
La canción de la tierra
La tierra canta su canción cargada de tristeza.
Cuando florece la acedera, esquilamos
a las ovejas blancas y negras. Vuelven otra vez
a las verdes laderas.
Entrando en tiempos difíciles
lentamente sobre si misma. Cuando empieza a crujir la escarcha, salimos
a las pendientes de niebla azul
recogiendo nuestros sueños cotidianos. Entrando en tiempos difíciles,
Pero algo permanece. Quién alguna vez se pierde entre
el barranco oscuro y roto, encuentra oscuridad y escarcha.
Contempla la luna afilar su hoz sobre la tierra.
Traducción: Teresa Zegarro. Knut Odegard nació 1945 en Molde, Noruega. Estudió teología y filosofía
Marta Cwielong
BsAs, Argentina
yo veo la niña en su pobreza
desmentida, translúcida
su ojo se detiene en mis dedos largos
que desmenuzan la tierra
cavan olvidos
recogen pedazos en la casa
herida la memoria los recuerdos vagan
ella ve el libro que va y viene
ve, mi hombro desnudo
el hueco que deja en la cama
el frío en la noche
hambre de mi infancia
yo miento lo que escribo
la niña en el andén
mi mirada
harta de vernos
dedibujadas
Susana Giraudo
Argentina
Paloma es la de Picasso
yo quería decirle stop stop
pero él hablaba de una paloma
adesso parli della colomba?
qué paloma? cual? le preguntaba
y el encendía mi sangre de ganas de ser otra
paloma paloma paloma yo
ya no seré paloma que vuela
no tendré alas para batir el aire las perdí
se fueron por el vortice de una tormenta
solo quietud en el nido
vacío el nido
paloma yo? no! paloma otra paloma
la que pintó Picasso
antes que sintiera
que le estaban dando en el corazón
y él me decía
bajé a la paloma de Picasso
Picasso eres tu –dije-
si no te diste cuenta
quién sino yo te lo diría?
Inocente
solo y solo
coloquio sin interlocutor
sonido sin oídos que te escuchen
desprevenido artista sin saber que eres pintor
de sueños de papel de seda
sueños de azúcar morena con aroma a canela
inadvertido desprovisto
caminas pensando que bajaste una paloma
la paloma de Picasso –dices-
sin saber que ella te apuntó
al centro del ser que no tiene
un lugar donde vivir sueños de papel
con aroma a canela
y te dejó temblar por la incertidumbre
de su no-amor solo
te dejó temblando en tus sueños
pobre de ti y de tus sueños
pobres sueños
bajé a la paloma – dices-
yo la paloma con final de paloma
te declaro inocente
y te nombro Picasso
Eduardo Dalter
(Salmo 2000)
Un desocupado, Dios, es una pieza única
que hace a tiempo completo su trabajo;
una pieza insustituible
a todo el engranaje;
una mudez; un grito; un balbuceo;
un canal nivelador
que espera aguas,
aparentemente más cerca de la sequedad
y el olvido
que de la administración planificada
de riquezas.
Un desocupado, Dios, con su desierto
y su niebla,
vital a este equilibrio de espejismo,
donde cada cosa empuja o devora
a cada cosa.
Se repite, se confunde, y se alza
ya como discurso
de escena, que el desocupado está
desocupado
de toda función o todo uso,
mientras la máquina infernal, abismal,
ahonda el pozo.